EEUU, Ferguson: el presagio de un nuevo levantamiento popular

26.11.2014 10:48
Estados Unidos

Ferguson: el presagio de un nuevo levantamiento

Un juzgado militarizado con barricadas policiales y decenas de soldados dictaminó el veredicto final que ha dejado sin condena -“por falta de pruebas”- a Darren Wilson, el policía acusado de fusilar al joven negro Michael Brown en la localidad de Ferguson, Missouri. En aquel momento, el crimen desencadenó un levantamiento popular que se extendió durante varios días y noches. Ante la posibilidad de un nuevo levantamiento, el gobernador Jay Nixon ha declarado, ya desde hace algunos días, el estado de emergencia en la región, y la formación de un Comando Unificado entre las policías locales, estatales y reservistas del Ejército, que están bajo su control. “La violencia no será tolerada”, amenazó.
 
Numerosas organizaciones venían cuestionando al jurado, integrado por nueve blancos y tres negros, pero sobre todo al fiscal de St. Louis (principal ciudad del estado de Missouri), Robert McCulloch, profundamente ligado a la policía, y acusado de “proteger metódicamente al oficial Darren Wilson de cualquier acusación” (RSN, 18/11). Pese a que se presentaron más de 100 mil firmas recogidas a nivel estatal para cambiar al fiscal y designar a uno especial, el gobernador hizo caso omiso de los reclamos.
 
Anticipándose a un veredicto cantado, la policía estatal se ha estado “preparando para la guerra” (Alternet, 17/11). La metáfora no es exagerada, puesto que una resolución del Departamento de Estado autoriza al Pentágono a vender armamento de guerra (sobrante de Irak y Afganistán) a las policías locales. Como parte de un largo proceso de militarización de la policía, durante la rebelión de Ferguson las fuerzas represivas emplearon armamento bélico. El Pentágono trabaja con hipótesis de ‘guerras urbanas’, cuyo trasfondo es la descomunal desigualdad social del país. Desde el crimen de Brown, en agosto pasado, la policía de St. Louis gastó 200 mil dólares en gases lacrimógenos y balas de goma.
 
 
“Enemigo interno”
 
El estado de emergencia en Missouri ha sido acompañado por el cierre de escuelas en la región y la creación de un clima de terror, con el fin de desmovilizar a las masas y transformar la zona en un área liberada para las fuerzas represivas. Sin embargo, ya hay protestas por todo el país, que involucran especialmente a la comunidad afroamericana. Decenas de vecinos se reunieron en las cercanías del Departamento de Policía de Ferguson, al grito de “No a la policía racista” y “Sin Justicia no hay paz”, y cortaron los accesos en las principales avenidas y rutas. El Times Square de Nueva York se tiñó con la consigna “La vida de los negros vale”, lo mismo en ‘Lake Shore Drive’, principal autopista de Chicago. Según el Washington Post (25/11), cientos se agolparon frente a la Casa Blanca al conocerse la absolución. Las masas norteamericanas son el “enemigo interno” del imperialismo, que ha convertido al “estado de excepción” en regla y a la militarización de las fuerzas policiales en parte de su política de 'seguridad interna'.

Prensa Obrera, 25 de Noviembre.

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Agosto 2014

La insurrección de Ferguson

ESTADOS UNIDOS

Las últimas imágenes y noticias que llegan desde Ferguson, pequeña localidad del estado de Missouri, evidencian que las protestas por el el fusilamiento del joven negro Michael Brown, de 18 años, a manos de un agente policial, se han transformado en una insurrección popular. Ni siquiera el despliegue de la Guardia Nacional, que se moviliza en caso de catástrofes naturales o situaciones extremas de desorden público, ha logrado detener la ira de las masas. Una de las últimas noches de disturbios dejó dos heridos de bala y 78 detenidos. Los periodistas y cronistas que cubren la rebelión también han sido víctimas de la represión policial. La policía de Saint Louis, capital del estado, atizó aún más el fuego al fusilar a otro joven negro de seis balazos, la misma cantidad que recibió Brown. Brown, rematado a pesar de tener las manos en alto en señal de rendición, encuentra innumerables antecedentes, entre ellos la ejecución de Trevor Martin en Miami (2012) a manos de un agente que lo consideró sospechoso, y el estrangulamiento en julio pasado de Eric Garner por un policía de Nueva York. Cuarenta y ocho horas después del crimen de Brown, el asesinato de otro hombre negro en Los Angeles culminó con protestas. En todos los casos, los responsables de los crímenes están libres.

La rebelión de los barrios empobrecidos de Ferguson lleva días y noches enteras, y rememora la rebelión de 1991 en Sant Louis, cuando miles de personas protagonizaron seis días de combates contra las fuerzas policiales tras la paliza sufrida por un taxista negro. Para enfrentar la rebelión de Ferguson, las autoridades han recurrido a múltiples fuerzas represivas (a la Guardia Nacional se suman las policías estadual y del condado), transformando la ciudad en un campo de guerra. En esta ocasión, sin embargo, las protestas han logrado un alcance nacional: el jueves 14 se desarrolló en 90 ciudades "un 'minuto de silencio nacional' en honor a las víctimas de la violencia policial tras el suceso de Ferguson" (Página/12, 16/8). Los activistas que bloqueaban durante la misma semana la descarga de un buque israelí en el puerto de Oakland, reivindicaban también a Brown y comparaban el sitio de Ferguson con la ocupación de Gaza.

Sería un severo error reducir los últimos crímenes a un problema meramente racial. Constituyen un problema político y de clase de primer orden. El largo proceso de "militarización de la policía" que ha descripto recientemente el periodista Gleen Greenwald (RSN, 17/8), donde estas se transforman en verdaderas fuerzas de invasión y de ocupación contra los explotados, tiene como objetivo central a la “disidencia interna”, en un cuadro de bancarrota económica. La inyección de fondos para las fuerzas policiales creció astronómicamente luego del 11S, y se complementa con la "legislación antiterrorista", la pena de muerte, la brutalidad del sistema carcelario, y el gigantesco aparato de espionaje que pusieron en evidencia las denuncias del exiliado Snowden. Obama ha asignado a los departamentos policiales decenas de miles de ametralladoras, miles de piezas de equipos de camuflaje y visión nocturna, silenciadores, blindados, e inclusive aviones. En Ferguson, las tropas embisten contra los manifestantes con blindados, helicópteros y hasta se ha creado una zona de exclusión aérea. Estados Unidos gasta 75 mil millones de dólares anuales en seguridad interna, lo que constituye una manifestación adicional del estado de excepción que rige contra las masas en la “principal democracia del mundo”.

Prensa Obrera 1328